Los azúcares
reductores son biomoléculas que funcionan como agentes reductores;
esto es, que pueden donar electrones a otra molécula con la que reaccionan. En
otras palabras, un azúcar reductor es un carbohidrato que contiene un grupo
carbonilo (C=O) en su estructura.
Este grupo carbonilo está formado por un átomo de
carbono unido a un átomo de oxígeno a través de un enlace doble. Este grupo se
puede encontrar en distintas posiciones en las moléculas de azúcares, dando
como resultado otros grupos funcionales como aldehídos y cetonas.
Los
aldehídos y cetonas se encuentran en las moléculas de azúcares simples o
monosacáridos. Dichos azúcares se clasifican en cetosas si poseen el grupo
carbonilo en el interior de la molécula (cetona), o en aldosas si lo contienen
en posición terminal (aldehído).
Los
aldehídos son grupos funcionales que pueden llevar a cabo reacciones de
oxido-reducción, las cuales implican el movimiento de electrones entre las
moléculas. La oxidación ocurre cuando una molécula pierde uno o más electrones,
y la reducción cuando una molécula gana uno o más electrones.
De los tipos de carbohidratos que
existen, los monosacáridos son todos azúcares reductores. Por ejemplo, la
glucosa, la galactosa y la fructosa funcionan como agentes reductores.
En algunos casos, los monosacáridos
forman parte de moléculas más grandes como disacáridos y polisacáridos. Por
esta razón, algunos disacáridos —como la maltosa— también se comportan como
azúcares reductores.
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